Esta mañana he leído un artículo en la ‘prensa seria’ que me ha hecho pensar en si es cierta esa máxima que dice que nos hemos vuelto más vagos, impacientes y cándidos por culpa de los medios digitales. Cierto es que ahora consumimos información de la misma manera que comemos palomitas en la sala del cine. Tragamos, tragamos y tragamos pero nos olvidamos de saborear lo que tenemos entre los dedos.
El fácil acceso a cualquier tipo de dato nos ha hecho más cómodos pero también más cándidos. Nos creemos todo lo que nos cuentan porque no queremos perder tiempo en contrastar la información. Tragamos y tragamos sin analizar nada de lo que nos llega.
Y lo que es peor, somos víctimas de las fakes news y de esa cosa tan horrible que han llamado clickbait, o lo que es lo mismo, que picamos el anzuelo siempre que pinchamos en titulares del tipo: La verdadera causa del divorcio entre Angelina Jolie y Brad Pitt.
Pero ¿de veras le podemos echar la culpa a internet y a las nuevas tecnologías?
¿No será que somos nosotros mismos los culpables de dejar que nuestro intelecto siga el camino inverso al de la evolución?
El reportaje al que antes me he referido Los locos titulares de los 60: arqueólogos de la prensa hortera española antes del ‘clickbait ‘habla de dos curiosas colecciones que han llamado la atención de numerosos seguidores en Twitter e Instagram. Una de ellas es responsabilidad de Javier Ochagavía, un logroñés que a lo largo de los años se ha dedicado a archivar revistas, carteles y afiches publicados en España durante la década de los 60 y 70.
Al margen de ese punto pop y algo hortera de la época, lo que más llama la atención de las noticias que publica es que hacen referencia a absurdos tales como El año 8000001963, fecha aproximada del fin del mundo o Dos estrellas del firmamento «ye-ye» condenadas por abuso de drogas. Son solo dos ejemplos pero en su cuenta de Twitter hay muchos más que demuestran que la estupidez humana no viene de ahora.
Estos titulares no son más que los antepasados del clickbait de hoy en día. Pequeñas dosis de morbo contenidas en pocas palabras que a cualquiera de nosotros nos hace morder el anzuelo. ¿Acaso hay alguna diferencia entre estos dos encabezamientos?
Diría que no mucho la verdad. Tanto uno como otro llaman la atención por absurdos, por imposibles. Uno es del año 1972 y el otro fue publicado esta misma mañana. ¿Cuántas personas no se leerían ambas noticias de arriba a abajo precisamente por esas dos cualidades mencionadas arriba?
Nos va el morbo, el absurdo, reírnos de otros. Nos iba en 1970 y nos sigue yendo hoy en día. Cada cual con su conciencia y su intelecto.
El problema está en que también tragamos con la falta de rigor informativo. Y ahí sí que corremos el peligro de creer que vivimos en una realidad que no existe. Podemos decir y hacer cosas motivados por nuestra falta de interés en contrastar aquello que nos venden como información. Ya sea por prisa, por dejadez o porque preferimos comernos todo lo que nos pongan a pesar de saber que tarde o temprano nos hará daño.
¿Os apetece un poco más?